Ghosting

El nuevo fenómeno de las ciber-relaciones conocido como ghosting, por la palabra del inglés ghost (fantasma), alude al hecho de terminar una relación afectiva cortando todo contacto con la otra persona sin dar ninguna explicación. Lo que se dice, desaparecer.

La primera pregunta que se hace quien lo sufre y sobre todo si le pasa más de una vez es: ¿Qué hice mal? La respuesta más consensuada es; Nada.

La mayoría de los que se han ocupado del tema coinciden en culpar al ghosteador y absolver al ghosteado. No se trataría entonces de un defecto de la víctima: ser feo/a, poco interesante, haber demostrado mucho interés (haberse “regalado”) o alguno de los más variados defectos que solemos adjudicarnos a nosotros mismos, sino más bien de la incapacidad del victimario para establecer relaciones emocionales saludables. Lo que en principio está muy bien porque por lo menos no repite el error de culpar a la mujer violada por el largo de su falda. 

Sin embargo, esta explicación no cierra, la masificación del fenómeno sugiere más un fenómeno de época que el resultado del accionar de algunos lisiados emocionales.

Un estudio realizado en Bogotá en el 2019, tanto con víctimas como victimarios afirma en sus conclusiones que:” …fue posible evidenciar que, ante una futura relación, la mayoría de los emisores confirman su posible reiteración, a la vez que la mayoría de los receptores postulan la posibilidad de volverse emisores, como una respuesta de escape, si los intereses en sus relaciones disminuyen, no desean conservar una relación seria o existe una tercera persona.” (1)

Que el ghosteado se vuelva ghosteador tira por tierra las teorías que ponen a la cobardía o la dificultad para el compromiso como causa del ghosting, a menos que pensemos que estas características sean contagiosas.

Por otro lado, la virtualidad y el anonimato favorecen el ghosting pero no lo explican. 

Según el Filósofo Byung-Chul Han (2) la casi infinita oferta amorosa, en este caso de las aplicaciones de citas, sería una de las responsables de esta novedosa modalidad que no sólo abarca el ghosting sino otras prácticas de similar calibre como el orbiting: que consiste en dar likes a las publicaciones de alguien y reaccionar a sus fotos o stories, pero no contestar sus mensajes ni responder a sus llamadas. El curving: en donde en lugar de cortar una conversación digital cuando no hay interés se actúa el desinterés, por ejemplo, respondiendo tarde a los mensajes, reduciendo la extensión de las respuestas, poniendo excusas para no verse en persona, etc. Y otro montón de prácticas parecidas, con sus respectivas denominaciones en inglés.

Según Han la oferta inagotable de objetos que satisfagan nuestros deseos hace que no nos detengamos nunca en ninguno, yendo de la mesa de lo salado a la de los dulces, siempre reservándonos para el próximo manjar que puede superar a todos los anteriores.

El otrora impulso amoroso que se arrojaba sobre un objeto esquivo y escaso que se sustraía a nuestros anhelos se convierte hoy, para muchos, en un deseo consciente y cauteloso que sabiendo que tendrá otras oportunidades retacea la inversión en el presente y la reserva para un futuro fantaseado como más promisorio. (3)

Recurriendo a las fuentes, la teoría más extendida entre mis pacientes ghosteados es inicialmente la de auto incriminarse ya que el ghosting actúa como una guadaña para la autoestima. Entre las autoacusaciones más populares predomina la ya mencionada de “regalarse” entendida como mostrar demasiado interés: responder rápido a los mensajes, proponer encuentros, etc. Paradójico razonamiento que aconsejaría la práctica del orbiting, del curving y por qué no -la mejor defensa es el ataque- del ghosting preventivo.

Desde siempre las metáforas preferidas para hablar de la seducción fueron las bélicas; palabras como estrategia y táctica y sobre todo conquista valen para ambas esferas. La frase “en el amor y en la guerra todo vale” sugiere quizás un parentesco. 

Sólo que hoy parece que ya no se trataría de ganar sino sobre todo de no perder, no de conquistar sino de ponerse a salvo.

Inquietante decisión que de extenderse haría peligrar la reproducción y la supervivencia de la raza humana.

(1)Edna Rocío, Pinzón Salcedo

Bogotá, D, C. 15 de octubre de 2019

(2) Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio

(3) Ya Freud afirmaba: “Se puede demostrar fácilmente que el valor psíquico de las necesidades eróticas se reduce tan pronto como su satisfacción se hace fácil. Se necesita un obstáculo para aumentar la libido.”

Lic Ernesto Lascano

Scroll al inicio